«En la calle aprendes a jugar al fútbol y en las escuelas aprendes a jugar a la pelota». Muchos le recordarán siempre enfadado, pero Javier Clemente (Barakaldo, 1950) ha peleado a la contra casi toda su vida, desde que a los veinte años le reventaran la pierna en un campo lleno de fango. Tras un calvario y una retirada prematura, supo reinventarse como entrenador y se convirtió sin lugar a dudas en el mejor de España en los ochenta, aunque la prensa de gustos exquisitos no estuviera de acuerdo.
«En la calle aprendes a jugar al fútbol y en las escuelas aprendes a jugar a la pelota»Muchos le recordarán siempre enfadado, pero Javier Clemente (Barakaldo, 1950) ha peleado a la contra casi toda su vida, desde que a los veinte años le reventaran la pierna en un campo lleno de fango. Tras un calvario y una retirada prematura, supo reinventarse como entrenador y se convirtió sin lugar a dudas en el mejor de España en los ochenta, aunque la prensa de gustos exquisitos no estuviera de acuerdo. Con la selección nos hizo soñar y llorar cada dos años con la precisión de un metrónomo. Pero antes de él no lo hicieron mejor; ni Camacho, su sustituto, superó sus registros. Es amante de un fútbol directo que puede hacer competitivo a cualquier equipo, no solo a los trufados de estrellas. Y lo defiende como se juega, sin paliativos ni florituras. Quedamos en Bilbao para repasar con él medio siglo de historia del fútbol español. No quiere café, solo bebe agua.
Comentarios
Publicar un comentario