3.000: el gol de Rocky que valió una Liga

Un sudor frío corrió por la espalda de cuarenta y nueve mil almas que abarrotaban San Mamés y de varios cientos de miles más que escuchaban a través de la radio lo que en la Catedral estaba sucediendo. Un centro pasado sobre el área de Zubizarreta golpeó en la cabeza de Pello Uralde y se alojó en la red. El silencio fue tan sobrecogedor que hasta el mismo árbitro, Merino González, dudó un instante. Sarabia, listo como el hambre, quiso aprovecharse de la situación y le ordenó a su portero que sacara de puerta como si nada hubiera sucedido. Fueron unos segundos que parecieron horas. Tuvo que ser el juez de línea el que sacara de su error al colegiado y desenmascarara la trampa que se le intentaba tender... (leer más)

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