La
primera vez que el Athletic y el Sevilla se enfrentaron de manera
oficial, todo lo que sucedió fue muy raro. Rarísimo, se podría decir. El
resultado, el escenario, el ambiente… Todo contribuyó a que la
semifinal de Copa de 1921 terminase a tiros, literalmente. Los guardias
de asalto tuvieron que disparar al aire para evitar que un grupo de
aficionados saltara al campo. Y no se pueden atribuir esos incidentes a
un episodio de pasión desatada, en primer lugar, porque las semifinales
entre rojiblancos y sevillistas se jugaban en Madrid; en segundo
término, porque fuese cual fuese el resultado del segundo partido, que
acabó empate a uno, el Athletic ya estaba clasificado. Y eso que había
perdido el primer partido por un sorprendente 4-2... (leer más)
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